¿En dónde comienza la revolución de las mujeres?

21.07.2022

Por Ana Laura Hernández, La Marx México

Cuando hablamos de feminismo, hablamos de la reivindicación de los derechos de la mujer que han sido arrebatados a través de la historia, aunque hoy en día existen diferentes tipos de feminismos, esta definición sería en su sentido más amplio. Vivimos en pleno siglo XXI en una sociedad misógina y machista, que nos ha sabido quitar nuestros derechos en los hechos.

En los hogares el hombre como figura masculina y de poder en las familias tradicionales son los que tienen la última palabra en las decisiones que deberían competer a una crianza responsable y compartida entre ambos progenitores, sin embargo, no es así.

Los estilos de crianza en las familias heteras nos educan con estereotipos en donde hasta los colores nos imponen desde que llegamos al mundo "que si el rosa es de niñas o el color azul es de niños" "que si las muñecas solo son juguetes de las niñas y los carritos solo son juguetes de los niños" o "si los vestidos son de uso de las niñas y los pantalones exclusivos de los niños", eso sin mencionar "que el cabello corto lo tienen los niños y las niñas el cabello largo".

Así poco a poco vamos comprando la idea de todos estos estereotipos que subjetivamente se van incrustando en nuestra personalidad. En esta forma de crianza si bien es compartida entre un hombre y una mujer conlleva un patrón que se repite generación tras generación bajo falsas creencias que normalizamos en donde nos educan al servicio del género masculino como "sírvele a tu papá que acaba de llegar del trabajo", así nos van inculcando que las habilidades de la mujer deben estar al servicio de los hombres, porque es de saberse que los hombres "salen a trabajar para buscar el sustento de su hogar y las mujeres deben quedarse en casa a hacer las labores del hogar y el cuidado de los hijos", aunque en la práctica las mujeres también buscan un ingreso extra como ama de casa o como profesionistas para a completar el gasto que no alcanza para su familia.

El patriarcado sutilmente también influye en las madres que son jefas de familia, quienes además de ser mal vistas "por dejadas", en la mayoría de los casos buscan asignarles a los hijos varones facultades, "propias de su género" como el derecho a disponer de sus madres y hermanas en calidad de servidumbre.

La mujer de hoy a pesar de ser multifacética, profesionista, tener alguna carrera técnica o tener estudios superiores, no deja de estar sujeta psicológicamente a la violencia machista y de poder que ejerce el hombre sobre ella. Tal es el caso del amor romántico en donde falsas creencias distorsionan por completo la realidad de lo que es una relación de pareja, sometiendo psicológicamente a la mujer a "aguantar violencias" en aras de que las relaciones heteras funcionen.


El patriarcado y la sociedad de clases


El patriarcado no siempre existió, en la prehistoria existió el matriarcado, que duró más de 10 mil años [1], las relaciones eran igualitarias, no existía la exclusividad sexual ni la propiedad individual sobre el cuerpo de la mujer, por un largo tiempo existió el matrimonio por grupos (poligamia), mientras que el patriarcado, que nace con la derrota histórica del sexo femenino [2] tiene apenas 5 mil años de existir, imponiendo la propiedad privada sobre el cuerpo de la mujer a través de la moral cristiana y otras variantes heteropartiarcales. Esta misma moral obedece a un periodo histórico determinado, que va de la época esclavista a la feudal.

La familia monógama, es la unidad fundamental de la sociedad de clases para preservar la propiedad privada sobre la tierra y los medios de producción. En la edad media este modelo de familia tenía mucho sentido, porque había tierra que heredar en línea paterna, en un régimen social completamente reaccionario. Sin embargo, ese periodo histórico ha terminado y nos encontramos en una nueva época donde la revolución de las mujeres y la comunidad sexodiversa ha barrido con un abanico de prejuicios dignos de aquel periodo.

El modelo de familia heteopatriarcal y de propiedad privada ha estallado en mil pedazos, pues mientras en la familia monógama burguesa existe la libertad sexual para los hombres, para la mujer no existe otra cosa que una cárcel de los deseos. La revolución de las mujeres y de la comunidad LGBTTI marcó una nueva pauta, pues impuso el derecho de las personas a establecer vínculos amorosos de manera independiente al sexo o al género, poniendo los sentimientos, el amor, y una serie de valores subjetivos en un primer plano.

La moral cristiana y los sectores reaccionarios, enfrentan a esta revolución anunciando que es el fin de la moral, el fin de la familia con los 5 jinetes del apocalipsis cabalgando, sin embargo, lo que anuncian no es el fin de ninguna de estas cosas, sino no anuncian otra cosa que el fin de la sociedad de clases y del capitalismo. Ocurre que existen nuevos modelos de familia y de relaciones humanas no heterosexuales y no monógamas que representan a lo nuevo que no acaba de triunfar frente a lo viejo que no acaba de morir.

Con esto no quiero decir que las relaciones monógamas y heterosexuales sean malas, sino que todo ser humano tiene derecho a elegir el tipo de relación en el que quiere estar sin una espada de Damocles pendiendo sobre su cabeza. Entonces el capitalismo ha ocultado por completo la realidad del papel de la mujer en la historia, relatando una "historia de la familia" y de la humanidad basada en los libros de Moisés.

A pesar de ello, la mujer ha dado una constante lucha que no solo va rompiendo roles, estereotipos, estilos de crianza, si no va desde la lucha de nuestros derechos a nuestras preferencias sexuales, al respeto a nuestra identidad sexual, a apropiarnos de las profesiones que anteriormente se creían exclusivas de los hombres. Simplemente a una mujer en estos tiempos le cuesta más terminar sus estudios superiores que a un hombre por toda la serie de prejuicios que existen hacia nosotras, en donde la sociedad cree que las mujeres solo sirven para casarse o tener hijos.

El capitalismo es el cáncer que nos impone las falsas creencias de confiar en un aparato policiaco - militar que no está para cuidarnos, sino para reprimirnos, una religión que nos mantiene sometidos a un ser imaginario y una burocracia que nos hace creer que el hecho de que mujeres lleguen al parlamento es parte del dichoso "empoderamiento", que lejos de fortalecer la independencia de clase, refuerza la democracia burguesa con su aparato policíaco y constituye el primer paso de adaptación al régimen. 

En el capitalismo la prostitución es un negocio multimillonario en donde también disfrazan como un empoderamiento el hecho de que la mujer "pueda hacer de su cuerpo lo que desee", asi como el Onlyfans o la renta de vientres, sin embargo, en la realidad son los proxenetas quienes lucran con la comercialización de la explotación sexual. Entonces la revolución de la mujer es una lucha constante que inicia desde nuestros hogares, nuestras familias, desde nuestros espacios de trabajo, de lucha y de militancia para hacer valer nuestra voz.

La revolución de las mujeres y de la comunidad sexo diversa por definición es una lucha contra el capitalismo, la sociedad de clases, y la propiedad privada sobre los medios de producción / cuerp@s. Las barreras que impone la sociedad de clases al desarrollo de las personas deben ser destruidas. Actuar en defensa del capital es actuar en pro del origen causal de todas las violencias y formas de explotación y opresión.

Militar en variantes burguesas tanto del feminismo como del aspiracionismo explotador, es actuar en contra de la revolución. Las mujeres hemos abanderado muchas luchas desde nuestros espacios, estando en primera fila, hoy por hoy necesitamos de mayor unidad para abolir el capitalismo y el patriarcado, tarea revolucionaria que solo lograremos tejiendo unidad entre hombres, mujeres, trans, no binaries y toda persona que este en contra de toda forma de explotación económica, sexual y política.


¡Nunca más un mundo con explotación, racismo y sexismo!


Gris es la teoría, verde es el árbol de la vida.


19 de julio del 2022


Notas

[1] La revolución de las mujeres del siglo XXI

https://www.revolucion.org.es/la-revolucion-de-las-mujeres-del-siglo-xxi/


[2] Federico Engels. El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado



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